viernes, 3 de septiembre de 2010

REPRESA CUÑAPIRÚ
 Entorno geográfico:
La región aurífera de Cuñapirú – Corrales se encuentra al Sur del departamento de Rivera,
limítrofe con el de Tacuarembó, al cuál perteneció hasta 1884, siendo la divisa entre ambos el
Río Tacuarembó. La región está dominada por las cuencas tributarias del Río Tacuarembó y de
los arroyos Cuñapirú y Corrales.
Minas de Corrales es la urbanización más importante de la zona minera, con una población
que se caracteriza por la migración casi permanente, durante los ciclos de explotación activa
la zona incorpora históricamente pobladores, cuando esta culmina el éxodo es casi inmediato.
La producción tradicional es netamente agropecuaria, con una baja incorporación de mano de
obra intensiva.
La distancia relativa de la frontera ha permitido que la traslación de la mano de obra y sus familias
se hiciera con facilidad hacia y desde el Brasil.
Desde el punto de vista socio cultural la región posee una de serie de características peculiares,
mientras en todo el departamento predomina una masiva presencia de familias de origen
lusitano o brasilero, en esta zona hay una fuerte concentración de familias descendientes de
los antiguos mineros de origen europeo, especialmente franceses, italianos e ingleses, por lo
cuál muchas de ellas mantienen en sus tradiciones particularidades idiomáticas y costumbres
propias de la tierra de sus abuelos.
La preservación del patrimonio es un valor:
En pleno siglo de globalización parece más necesario que nunca fortalecer los elementos de
identidad a través de la preservación patrimonial, en el amplio sentido de la palabra: “Un
concepto moderno de patrimonio cultural incluye no solo los monumentos y manifestaciones
del pasado (…) sino también lo que se llama patrimonio vivo; las diversas manifestaciones de
la cultura popular, las poblaciones o comunidades tradicionales, las lenguas indígenas o tradicionales,
las artesanías y artes populares, la indumentaria, los conocimientos, valores, costumbres
y tradiciones, características de un grupo o cultura. Este último constituye el patrimonio
intelectual: es decir, las creaciones de la mente, como la literatura, las teorías científicas y filosóficas,
la religión, los ritos y la música, así como los patrones de comportamiento y la cultura
que se expresa en las técnicas, la historia oral, la música y la danza. Es posible conservar trazas
materiales de este patrimonio en los escritos, las partituras musicales, las imágenes fotográficas
o las bases de datos informáticas…” ( ).
La dimensión política del patrimonio no sólo se refiere a la administración territorial de los bienes
culturales, sino también a su inclusión en los procesos de apropiación significativa y puesta
en valor de los mismos por la sociedad civil, entendidos estos como referencias culturales.
Es ampliamente reconocido que el primer paso para la protección del patrimonio es su conocimiento,
la ciudadanía no debe ser sólo informante sino que también intérprete de ese legado,
ya que no solamente la destrucción del patrimonio es una demostración de poder, sino que
también, y de manera más compleja, la conservación selectiva que el poder hace de un legado
cultural determinado. Consideramos la participación social de la comunidad como fundamen-tal en los proyectos de intervención patrimonial, apropiándose así de su pasado y memoria,
preservando los testimonios materiales e intangibles desde una acción responsable. ( )
Ésta operación de intervención en la preexistencia supone que los aspectos materiales del deterioro
de un bien patrimonial inmueble son síntomas de una necesidad más importante como es
la efectiva recuperación de la calidad de vida de los habitantes. Entendido por calidad de vida
no solo los aspectos económicos sino los de identidad cultural de la comunidad.
Partimos del reconocimiento de que el conjunto de bienes son únicos e irrepetibles y por ello
es importante considerarlos por sus características peculiares aunque tengan pocos “valores
artísticos”, según el concepto académico tradicional; en segundo lugar por que la población se
identifica con ellos para mantener una parte fundamental de la historia de su comunidad y en
tercer lugar por la importancia que tiene en la generación de identidad.
No es sólo una valoración monumental, son la consideración de otros muchos valores, entre
ellos, los simbólicos, culturales, los que remiten a la memoria colectiva de una sociedad. En
este caso particular hacemos referencia a los registros fotográficos de los bienes patrimoniales
y de la comunidad de Minas de Corrales, realizados por los extranjeros que arribaron a estas
tierras y cuyos descendientes de finales de siglo XX han puesto en peligro con la venta de los
álbumes familiares y colecciones de gran importancia. Es justo decirlo y destacarlo, un sector
importante de la comunidad se ha preocupado de preservar intentando formar un museo que
recuerde aquellos tiempos. Hasta el momento esta ha sido una tarea infructuosa pero el camino
recorrido ha permitido reencontrarse con el pasado y esto permite una relación diferente con
el mismo de cara al futuro. Las últimas acciones han permitido restaurar una de las galerías
existentes dentro de Corrales, permitiendo así el acceso seguro de los turistas y visitantes.
“En ese contexto se ha concluido recientemente que en la puesta en valor del patrimonio intangible
“la noción de “referencia cultural” presupone la producción de informaciones y la investigación
de soportes materiales para documentarlas, pero significa algo más: un trabajo de
elaboración de esos datos, de comprensión de la resignificación de bienes y prácticas realizadas
por determinados grupos sociales, en vista de la construcción de un sistema referencial de la
cultura de aquel contexto específico.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Caracterìsticas generales de: Minas de Corrales "Capital del oro"

Minas de Corrales es una villa, ubicada en el departamento de Rivera. Su población, de acuerdo a los datos del censo de 2004, es de 2.934 habitantes.

Su nombre deriva de las minas de distintos minerales que se encuentran en la zona y de los corrales de piedra creados en el siglo XIX, utilizados para retener el ganado, las minas fueron explotadas a principios del siglo XX y luego abandonadas. En los años 2000 la actividad minera se está reiniciando en el departamento, sobre todo la búsqueda de oro, para exportación.
Minas de Corrales posee además la mejor infraestructura de las pueblos del interior de Rivera. Personas de todo el país y de otros países trabajando en las minas de oro de Corrales, incluyendo personas de Tranqueras y Vichadero que van a buscar trabajo en Corrales.
A pocos kilómetros de Minas de Corrales se encuentran las ruinas de la represa hidroeléctrica de Cuñapiru, la misma fue la primera en todo el continente Americano, dichas ruinas son hoy un importante punto turístico dentro del departamento de Rivera.